Mi yo de muchos colores

Valentín Villar Banda, Movimiento Somos
Los pasos de unos pies que estuvieron en guerra, cada paso que daba, cada vez que miraba, se iban rompiendo se hacían algunas ampollas en vez de tenerlos perfectos como los pies de aquella princesa que nunca existió; rompa incómoda que su propio cuerpo rechazaba, era algo ajeno sabiendo que en la sociedad el rosado le pertenece a un género el cual concordaba con su biología; aquel rosado que le perturbaba la mente a ese ser de 5 años con solo respirar, con la mente en blanco, sentimientos neutros y al que solo le importaba jugar; aquel ser intentaba ser feliz, sonreír cuando veía un juguete el cual podía ocupar o quizás, alguien se lo podía prestar (al menos en ese momento este ser estallaba de felicidad).
Mirando una silueta la cual no estaba de acuerdo ver, fue creciendo repentinamente y expandiendo su mente, conociendo lo apartado que está el género de su biología y lo distante que es tener un genital que no le pertenece al cuerpo ni razonamiento de su mente, ver todos los días al reflejo de los ojos un cuerpo totalmente ajeno intentando estar estable y no corromperse escuchando su llanto desgarrador; cada vez le salían más colores de sus heridas expuestas a la luz del día, con sus heridas expuestas y colores diversos que podían llegar a ver las personas sin conocerle por completo, preguntaban y cuestionaban el pensamiento y la expresión de su cuerpo, ¿Por qué se viste así? Si la vestimenta adecuada es la que está sistematizada (¿?) que bélica su manera de expresar aquella libertad.
Al momento de ver los bultos en su pecho, entro en una crisis en donde quería seguir estallando, seguir viendo sus colores, seguir expresando el arcoíris que llevaba por dentro, pero aun así la sociedad estaba en una guerra bélica contraponiendo su ideología y su libertad; ¿Has sentido mi binder? Ese que me hace doler la espalda, aquel que me acompaña en cada situación y me hace tener una pequeña esperanza con poder cambiar mi ser; Hasta que de pronto, salgo, me veo, me hago ver, me hago nombrar, mi nombre no era más que nada que la suposición de la ideología y mi ser real gritaba libertad, me convertí en un ser multicolor y al verme al espejo ya no había tanta tensión, solo la mirada de una sociedad oscura y enrabiada suponiendo la libertad contraria de seguir una idealización religiosa expuesta ante todes.
Mi resistencia transgénero me hace sentir estar en paz, aunque lucho contra el cisgénero que siempre intenta opacar.
Mi yo de multicolores me hace respirar, no en paz, sí no que en armonía junto a otres seres que he podido encontrar.
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