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¿A dónde vamos?

Vamos a la transformación del Estado, para que este sea el defensor de la dignidad ciudadana, haga el contrapeso al poder real economico y tenga herramientas social para combatir las distintas relaciones de poder discriminatorias que se encuentran culturizadas en esta sociedad, avanzando en los espacios colectivos que promuevan el desarrollo de la vida en comunidad, a través de una democracia directa, participativa, que equilibre las relaciones entre los seres, evitando nuevas zonas de poderes, para una vida en dignidad e igualdad de derechos y libertades.

Visualizamos un país que entienda la necesidad de eliminar los espacios unipersonales, las competencias, eliminando el caudillismo y cualquier síntoma culturalmente neoliberal, ya que es necesario aplicar fórmulas que permitan reflejar los trabajos colectivos. De igual forma, entendemos la libertad como la búsqueda de un desarrollo emancipador de los seres, a las distintas clases de poder existentes entre las relaciones sociales. Por ello, no concebimos este argumento, como un medio para satisfacer nuestros deseos de manera individualista, atentando con la vida en colectividad y la dignidad de los otros.

Debemos avanzar por la descentralización del capital y los recursos vitales para la dignidad de los seres. Así generar transformaciones necesarias para lograr una sociedad post capitalista. Tendremos que enfocarnos en la reconversión de nuestra matriz productiva y económica, apostando por sectores que no solo ofrezcan crecimiento, sino también, Protección y Dignidad.

El futuro de nuestra matriz dependerá del compromiso político y ciudadano para superar faenas nocivas para el planeta. Así mismo en el mundo laboral, ámbito que ha sido abatido por una economía deshumanizada que destroza y manipula los derechos fundamentales de los y las trabajadoras. Creemos en una economía equitativa donde el crecimiento y las oportunidades sean para todas/os, que toda base productiva tiene el gran pilar, que son los trabajadores. Es el momento de velar por una reformación de las leyes del trabajo y sobre las nuevas fuentes laborales, seguridad, inclusión social, que sean acordes a la nueva arquitectura social, para lograr esos cambios que nos lleven a esa dignidad anhelada.

Es el momento de volver a legitimar los derechos de la mujer y su reivindicación, como rol central en los avances a lo largo de la historia. Por lo que vemos necesario la reformación de las concepciones tradicionales de sexualidad, familia, género, sociedad y cualquier tipo de relación humana donde el poder coloca en cuestión su rol y protagonismo. Así mismo, trabajaremos para un país que tenga las herramientas necesarias para la defensa de cualquier tipo de discriminación y buscar abolir cualquier tipo de relación de poder, en los distintos espacios que se desarrolla el ser, logrando una nueva forma organizativa a la existente.

Esto no se podría practicar sin la búsqueda del sentido descolonizador mental impuesto y comprender las relaciones de poder opresivos en existente en nuestra sociedad, que dominan al ser.

Planteamos un proyecto nacional y popular que busque generar tres puntos base de acción, que nos permitirán caminar una sociedad postcapitalisca: Esto es la ruptura de la relación de poder entre seres (explotación- dominación- opresión), la participación legítima efectiva de la ciudadanía en su destino, a través de una democracia directa, por sobre la legalidad impuesta y la transformación cultural e identitaria de la sociedad.