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Salud mental, COVID-19 y políticas de salud en Chile

Publicado por movimie4 en

Nos vemos envueltos en una crisis mundial; mueren muchas más personas de las que ya morían; los hospitales están saturados, funcionando al 120%, generando mayores tensiones de las ya existentes en el sistema neoliberal que impera en Chile.

Las personas se ven en la obligación de encerrarse, generando un profundo aislamiento social, mientras que, por otro lado, se muestran con fuerza las dinámicas dentro de la casa, la familia, y de uno mismo. Los trabajadores de la salud se ven envueltos en situaciones extremas, de manera constante, teniendo que ver a la muerte cara a cara, mientras que la población en general se lo imagina y se dramatiza a través de los medios.

A pesar de la evidente crisis sanitaria y política que vive Chile, el gobierno se empeña en dar soluciones iatrogénicas; es decir, que a pesar de los esfuerzos hechos, no se logra más que agravar tanto la situación sanitaria, como la imagen política. Esto queda en evidencia cuando, a pesar de una extensa campaña de vacunación, los casos de contagio seguían aumentando, al igual que las muertes, por ejemplo. O el evidente circo que se presenta para tomar medidas parche, como los famosos retiros de las AFP, o los bonos clase media, los cuales subsidian a una parte de la población, paleando de manera mediocre la situación socioeconómica que atraviesa Chile.

¿Qué sucede con la salud mental en tiempos como estos? ¿Cómo se percibe y afronta las inmensas adversidades que estamos pasando como sociedad? ¿Cómo se puede lograr un mayor énfasis en la salud mental, con gobiernos que con suerte se preocupan del día a día?

La salud mental va más allá de no sufrir ningún trastorno de tipo psiquiátrico, o no ir al psicólogo; sino más bien, tiene que ver con un bienestar percibido en torno al contexto que se vive; una sensación de equilibrio, de paz con uno mismo y los otro (lo que no quiere decir que no existan problemas ni dificultades).

Recordemos que Chile es unos de los países de la OCDE que invierte menos en salud mental, por lo que traemos la mochila de esta deficiencia hace muchos años ya. La pandemia vino a agudizar estos cuadros y rasgos dejando a cada persona sin herramientas para enfrentar las diversas situaciones que muchos están experimentando.

¿Seguiremos siendo “los jaguares de Latinoamérica” cuando esto termine? como Frente por la Salud creemos que esa falsa idealización de Chile se fue desintegrando poco a poco y la pandemia dejó en total evidencia este hecho, no solo en una línea económica, también en prioridades de quienes en estos momentos están en el poder y como han guiado al país a un profundo hoyo de falencias sociales. 

Chile es uno de los países dentro de Latinoamérica y el mundo con mayores índices de depresión y ansiedad. La alta presencia de estos malestares psicológicos en los ciudadanos(as) de nuestro país, se puede explicar por el contexto sociopolítico en que estos se desenvuelven. Sin ir más lejos, las revueltas populares del 18 de octubre mostraron de manera clara las principales causas de los malestares psicológicos, expuestas en carteles, pancartas y cánticos: La precarización del trabajo, la educación, la salud, las altas deudas que agobian los bolsillos de los(as) chilenos(as), la opresión a la diversidades sexuales, a la diversidad étnica que, entre otros factores, precariza la vida general de las personas y por supuesto, la vida psíquica de todos(as).

Ahora bien, ¿cuál es la labor de la psicología frente a este problema generalizado en nuestro país? Para esto hay que entender que la psicología, al igual que todas las ciencias sociales, nace dentro de un marco de profundización del capitalismo y la burocracia como formas de organización económica y social a nivel global, donde se perfeccionan los mecanismos y modos de explotación, dominación y posterior opresión de la población que, entre otras cosas, traen consecuencias en el psiquismo de estos. La psicología vendría siendo aquel instrumento del sistema capitalista que tiene como función administrar estos malestares subjetivos que nacen inevitablemente de las condiciones de este modelo económico.

¿Cómo es que la psicología administra estos malestares subjetivos? Bueno, la psicología en primer lugar se encarga de subjetivizar e individualizar el problema psicológico, como si este no fuese un efecto de algo exterior y más grande, “el problema es suyo, usted debe cambiar y adaptarse”, relativizando el problema a las circunstancias particulares de cada caso. Esto se ha traducido, de hecho, al sentido común. No es de extrañar que las personas en general, frente a un problema de depresión o ansiedad, se sientan culpables e impotentes, como si la razón radica en ellos(as) mismos(as). De nuevo, el problema se relativiza e individualiza a cada caso particular, ahora desde la misma ciudadanía.

En segundo lugar, se crea la noción general de que, para tratar nuestros malestares y sufrimientos psicológicos, se necesita ir a un “experto” en subjetividad, a alguien que sabe de nosotros más que nosotros mismos. Si viene es cierto, es bastante recomendable ir a un psicólogo cuando se detectan problemas que afectan profundamente al sujeto y estos pueden brindar herramientas verdaderamente útiles para ellos, estas solo son destinadas para adaptarlo a las condiciones presentadas en su vida particular, sin eliminar el problema que lo produce. Parece ser que señalar que los problemas subjetivos/psicológicos son efecto del modelo económico capitalista parece muy problemático para la comunidad psicológica ¿no? Aquí se deja ver una condescendencia entre la psicología y el modelo económico que es bastante fácil de deducir, pero al mismo tiempo, muy poco comentada.

A pesar de este panorama no muy alentador, la ciudadanía -no la psicología- ha mostrado la capacidad de poder objetivar sus problemas psicológicos: “el problema no soy yo, son las deudas, son el estrés del trabajo”, materializando y directamente apuntando a los causantes de nuestros sufrimientos. Ante la individuación subjetiva y relativización de estos sufrimientos, objetivar. Ante la necesidad de un experto, devolver y reencontrarnos como seres humanos capaces de resolver nuestros problemas entre pares, dándonos cuenta en el proceso, que aquellos problemas que sentíamos como propios, como exclusivos de nosotros mismos, están también en los otros, en los vecinos, en los compañeros de trabajo, en amigos, en parejas, familiares etc. Nuestros problemas al ser compartidos, aunque percibidos en primera instancia como individuales, son sociales, son colectivos, porque el capitalismo afecta todos los espacios de la vida. Teniendo en cuenta esto, el sufrimiento vivido como un mal generalizado en nuestra comunidad, se pueden crear acciones desde esta comunidad maltratada hacia aquello que lo maltrata.


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