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Manifiesto

«El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados»,

Eduardo Galeano.

i. Es necesario avanzar a una construcción política-social basada en la inspiración, sobrepasando los tiempos rígidos doctrinarios y colonizadores de conciencia.

ii. Eliminar cualquier tipo de relación de poder en que se comprenda como explotado-explotador, dominado-dominador, oprimido-opresor.

iii. Romper con las formas culturales que sostienen las relaciones de poder que atentan contra la vida plena de los seres, en lo personal y en lo colectivo, permitiendo su existencia y desarrollo libre y digno.

iv. Defender las expresiones de la diversidad sociocultural, como iguales en derechos y dignidad, para lograr una sociedad donde la defensa de los seres sintientes y su entorno sean el centro de nuestras decisiones y acciones.

v. Reconocemos una nueva estructura social y una gran diversidad de actores que la componen. Por lo que nuestra lucha debe ser para una transformación cultural, atendiendo los nuevos desafíos que nos depara el presente y futuro.

vi. Luchar por la descentralización del capital y los recursos vitales para la dignidad de los seres. Así generar transformaciones necesarias para lograr una sociedad post capitalista.

vii. Avanzar a una nueva economía sustentable, feminista, fomentando las nuevas matrices productivas, promoviendo y empoderando a las agrupaciones colectivas.

viii. Reconocemos el lazo fuerte que nos liga a nuestra casa continental, entendiendo la influencia directa de las decisiones políticas-sociales que se toman en Latinoamérica y la inspiración contínua que genera su historia y personajes, en nuestras vidas. Por lo que consideramos urgente expresarnos en pro de la construcción de una Patria Grande.

ix. Es urgente estar comprometido con el cambio social, tomando un rol activo en la lucha de los derechos para lograr una vida digna de los seres. Por eso debemos aportar en la reconstrucción del tejido social, la creación de espacios de participación ciudadana y el fortalecimiento de los caminos para lograr una democracia directa.

x. Más importante que la legalidad, es la legitimidad de las instituciones entregadas por un pueblo soberano. Por ello es vital luchar a través de las más diversas expresiones, en sus distintas y valiosas formas, para que el Estado vuelva a posicionarse al servicio y en defensa de la ciudadanía y no siga capturado por núcleos de poder que buscan continuar con la concentración de la riqueza.