¿Quiénes somos?
SOMOS un movimiento que se basa en el reconocimiento de la evolución de la arquitectura social, estancada en la siempre disyuntiva impuesta por la guerra fría en adelante. Así sentimos que esta ciudadanía sometida a la explotación de las relaciones de poder, profundizada por el capitalismo, no se puede combatir con las mismas perspectivas de periodos anteriores. Más bien, debemos actuar desde una mirada cultural, que permita el despertar de las conciencia que nos permita la construcción de una gran escuela para colocar al mundo “patas arriba”.
Buscamos ser una construcción política-social basada en la inspiración, sobrepasando los tiempos rígidos doctrinarios y colonizadores de conciencia. Apelamos a diversidad social y cultural, como iguales en derechos y dignidad, para aprender a convivir en la lucha con la diversidad existentes.
Reconocemos las fundadas críticas y la poca representatividad que el sistema político sostiene. La notoria e insanable convulsión que vive la elite política en nuestro país es síntoma de un modelo enfermo por el “salvajismo neoliberal” que permeó a nuestras autoridades e instituciones, incluso a sus nuevas y prometedoras generaciones. Es por ello que nuestro movimiento busca promover, crear y difundir los espacios de colaboración y encuentro en el país, algo destruido por este sistema, desde las distintas esferas y espacios de discusión, con la finalidad de que los caminos sociales y políticos se vuelvan a tomarse de la mano para generar una real batalla por Chile y su rumbo, no sigan significando palabras antagónicas.
Sentimos como propio el lazo fuerte que nos liga a nuestra Patria Grande, abrazamos fuertemente la influencia y fuente de inspiración continua que genera su historia y personajes, como Simón Bolívar; los planes de Francisco Bilbao y Torres Caicedo, Rubén Darío y Rodó, las formulaciones de José Carlos Mariátegui; La firmeza de trabajar por la diginidad de los descamisados que realizaron juntos Perón y Evita; la valentía de la romantica historia, en su contexto, que construyeron Fidel y el Ché Guevara; los gobiernos progresistas que se dieron en el continente a principio de siglo, que nos permitieron volver a creer en que es posible construir un campo popular; y tantos otros quienes han encarnado estos sueños en nuestras vidas. La América Latina unida sigue siendo nuestra utopía, está en nuestro horizonte y como ya decía Galeano, si caminamos «dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar».
Sentimos la como propia la batalla por la legitimidad de las instituciones solo entregadas por un pueblo soberano. Por ello es vital luchar a través de las más diversas expresiones, en sus distintas y valiosas formas, para que el Estado vuelva a posicionarse al servicio de la ciudadanía y no sigan capturadas por núcleos pequeños que buscan concentrar del poder.